domingo, 6 de abril de 2008

EN LOS BRAZOS DE LA FIEBRE

Estos domingos de abril con solazo y calor no deberian existir, al menos mientras tenga anginas. No me gusta contemplar el sol a traves de la ventana, del mismo modo que no me gusta recordar por qué elegí ese trabajo en que empalmas catarros con gastroenteritis y fiebre . Tampoco me gusta arrastrar esa felicidad que viene durando demasiado. ¿qué tramará?. La felicidad es como las anginas: aparece y desaparece cuando menos te lo esperas. Hoy las comparto a ambas.
Voy a ponerme esa camisa de topos, soltaré mi coleta y me pintaré los labios. Conduciré hasta tu casa y si todavía duermes te despertaré con un beso, te cogeré de la mano y te llevaré a ver el mar, mojaremos nuestros pies y andaremos hasta que se haga de noche...después escalaré hasta el cielo y te regalaré la estrella que más te guste...y si no te gusta ninguna porque prefieres el sol entonces esperaremos a que se haga de día bailando, y cuando salga cogeremos su luz y nos la inyectaremos intravenosa para que fluya y brillemos más. Luego nos iremos alejando y nos fusionaremos para después desintegrarnos y perdernos....

1 comentario:

Albendea dijo...

me ha encantado leer esto... pero se te ha ido la cabeza en plan defecto profesional al inyectarte la luz por vía intravenosa... seguro que produce alguna reacción alérgica o algo así... un beso

Carlos