Estos domingos de abril con solazo y calor no deberian existir, al menos mientras tenga anginas. No me gusta contemplar el sol a traves de la ventana, del mismo modo que no me gusta recordar por qué elegí ese trabajo en que empalmas catarros con gastroenteritis y fiebre . Tampoco me gusta arrastrar esa felicidad que viene durando demasiado. ¿qué tramará?. La felicidad es como las anginas: aparece y desaparece cuando menos te lo esperas. Hoy las comparto a ambas.
Voy a ponerme esa camisa de topos, soltaré mi coleta y me pintaré los labios. Conduciré hasta tu casa y si todavía duermes te despertaré con un beso, te cogeré de la mano y te llevaré a ver el mar, mojaremos nuestros pies y andaremos hasta que se haga de noche...después escalaré hasta el cielo y te regalaré la estrella que más te guste...y si no te gusta ninguna porque prefieres el sol entonces esperaremos a que se haga de día bailando, y cuando salga cogeremos su luz y nos la inyectaremos intravenosa para que fluya y brillemos más. Luego nos iremos alejando y nos fusionaremos para después desintegrarnos y perdernos....
1 comentario:
me ha encantado leer esto... pero se te ha ido la cabeza en plan defecto profesional al inyectarte la luz por vía intravenosa... seguro que produce alguna reacción alérgica o algo así... un beso
Carlos
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